afrol News - En las provincias del este de Congo Kinshasa se encuentra el 80 % de las reservas mundiales de coltan. Allí han puesto sus ojos las grandes multinacionales, en un fenómeno que la misma Madeleine Albright denominó como “la primera guerra mundial africana”.
El Imperialismo es un concepto pasado de moda para la mayor parte de los historiadores profesionales. Se lo puede o no reconocer vigente cuando se discute “política” actual, pero son muy pocas las veces que oímos hablar “de él” en las discusiones académicas. Claro que su aceptación o rechazo, su vigencia o su reemplazo, dependen del significado que se le otorgue, y dependen, en especial de la perspectiva política (reconocida o no) del que escribe, pero en general parece ser considerada una categoría “política” o anacrónica, sin demasiada importancia para los que estudiamos historia.
Sin embargo desde nuestra perspectiva, la historia que aquí esbozamos no puede ser aprehendida en sus rasgos más importantes si no retomamos la conceptualización que hiciera Lenin a principios del Siglo XX, y que no muchos otros desarrollaran y especificaran para épocas diferentes y países del tercer mundo. Además queremos dejar en claro, en una polémica que se cierne sobre nuestras cabezas mediáticas, que el contenido que el propio Lenin dio al concepto (más bien deberíamos decir el entramado conceptual) es originaria y esencialmente distinto de los significados predominantes hoy sobre el Imperialismo, muy cercanos, quizás a las desventuras de nuestro sentido común, guiado por la simplicidad y la ideología reproductora del orden. De otra manera, recuperamos las coordenadas básicas de la conceptualización leninista para ponerla en el terreno de la lucha por la construcción (que es permanente) de nuestro sentido común, sobretodo en lo que hace a la dilucidación de lo que constituyen los rasgos más significativos del capitalismo hoy, “pues sin si estudio será imposible valorar y comprender la política actual”.
Haremos desde aquí un sintético viaje al Africa Central. Y ustedes dirán, ¿en busca del Imperialismo? No, no, no. Iremos buscando el coltan, o si se prefiere, el colombio-tántalo. Lenin, por supuesto, no sabía de la existencia de este mineral de tan grandes propiedades...mercantiles. El coltan es la conjunción de dos minerales considerados materias primas estratégicas para el desarrollo de las nuevas tecnologías.
De acuerdo a lo que parecen ser propiedades fisico-químicas “mágicas”, este mineral es fundamental para las industrias de aparatos electrónicos, centrales atómicas y espaciales, misiles balísticos, video juegos, aparatos de diagnóstico médico no invasivos, trenes sin ruedas (magnéticos), fibra óptica, etc.. Sin embargo el 60 % de su producción se destina a la elaboración de los condensadores y otras partes de los teléfonos celulares. El coltan permite que uno de los sueños occidentales se haga realidad, con él las baterías de los minicelulares de bolsillo mantienen por más tiempo su carga, ya que los microchips de nueva generación que con él se elaboran optimizan el consumo de corriente eléctrica. Después de ser usado en un principio para los filamentos de las “lamparitas”, luego fue reemplazado en esta función por el más barato y accesible tugsteno, y parecía condenado al olvido.
Sin embargo en las últimas décadas el valor volvió a preñar al coltan, volvió a darle vivacidad, a convertirlo en mercancía. Mucho más cuando se produjo el boom comercial de los teléfonos móviles que en número de 500.000 inundaron el mercado en el 2000. Desde unos años antes, sin embargo, el colombio-tantalio que era extraído en Brasil, Australia y Tailandia había empezado a escasear. La japonesa Sony, por ejemplo, tuvo que aplazar el lanzamiento de la segunda versión del juguete preferido de los niños occidentales, el Play Station, debido a este incordio. El gran aumento de la demanda ha hecho establecer un mercado ilegal paralelo en el Africa central. Nótese el resultado de esta nueva “fuerza del mercado”: 3 millones de muertos en cuatro años. Veamos.
Para muchos países africanos, a finales del siglo XX, la devaluación de los productos agrícolas, y la desertificación, provocaron una fuerte revalorización de sus recursos mineros, nueva fase del errante camino para relacionarse con el mercado internacional. En las provincias del este de
En 1997 fue derrocado el presidente congoleño Mobutu Sese Seko, de estrecha relación con los capitales imperialistas de origen francés. Kagame (sic), actual presidente de Ruanda, quién estudió en centros militares de EE.UU. e Inglaterra, y Museveni, presidente de Uganda, país considerado por Washington, un ejemplo para las naciones africanas, lideraron la conquista de la capital de
En los años transcurridos hasta hoy han disputado la guerra dos bandos no demasiado estrictos. Ruanda, Uganda y Burundi, apoyados por los EE.UU., solventados por créditos del FMI y el Banco Mundial, y ligados a varias milicias “rebeldes” con nombres exóticos (Movimiento de Liberación del Congo, Coalición Congoleña para la democracia), por un lado, y
Si todas estas naciones se disputan el control del territorio, desde otra perspectiva son las propias corporaciones las que están repartiéndose la zona. Se han creado distintas empresas mixtas con este fin, la más importante de las cuáles es
La mayor parte del coltan extraído (luego de ser acumulado hasta subir los precios) tiene como destino los EE.UU., Alemania, Bélgica y Kazajstán. La filial de Bayer, Starck, es la productora del 50% del tantalio en polvo a nivel mundial. Con el tráfico y la elaboración están vinculadas decenas de empresas, con participación en grandes corporaciones monopólicas de diversos países. Naturalmente “una entidad financiera, creada en 1996 con sede en la capital de Ruanda - Kigali - , el Banco de Comercio, Desarrollo e Industria (sic, BCDI) y que ejerce de corresponsal del CITIBANK en la zona , mueve fuertes sumas de dinero procedente de las operaciones relacionadas con coltan, oro y diamantes”.
Es de nuestro interés destacar cómo, para este negocio, se relacionan estrechamente los grandes capitales monopólicos de las grandes potencias con los poderes y capitales locales, a través de las formas típicas del capital imperialista : las asociaciones monopolistas de comercio, industria y bancos (organizadas a través del mecanismo de la participación, que ya destacara el propio Lenin) y la vinculación entre empresas privadas, estados y familiares del gobierno . No se trata de malas personas y gobernantes corruptos, estamos ante los mecanismos arquetípicos del imperialismo. Véase un ejemplo: “ Eagle Wings Resources (EWR) es una joint-venture (empresa de riego compartido) entre la americana Trinitech y la holandesa Chemi Pharmacie Holland.
El representante local de EWR en la capital de Ruanda es Alfred Rwigema, el cuñado del presidente Paul Kagame.
Las grandes empresas financian, por supuesto, a las distintas fuerzas militares, que montadas en los preexistentes conflictos interétnicos, sostienen una guerra por el control de las minas, en la que en los últimos cuatro años han muerto entre 2,5 y 3 millones de personas. Ruanda y Uganda han diseminado unos 40.000 soldados, que cuentan con los mejores equipos, en los Parques Nacionales de
En las minas aluvionales trabajan diariamente más de 20.000 mineros, bajo un sistema represivo organizado por las fuerzas militares y los poderes locales - de los dos bandos en disputa. Estas pagan a los trabajadores unos diez dólares por kilo de coltan (que en el mercado de Londres cotiza alrededor de 250-300 dólares) y exigen además a estos para “permitirles” trabajar que se pongan con una cucharada diaria del mágico mineral, especie de tributo en especie, con el que recaudan alrededor de un millón de dólares mensuales.
La fuerza de trabajo aquí utilizada está compuesta fundamentalmente por ex campesinos y ganaderos (luego de que se devaluara la producción agrícola congoleña para la exportación - algodón y otros productos), que se alejan por largos períodos de sus comunidades y familias, refugiados, prisioneros de guerra (sobretodo hutus) a los que se les promete una reducción de la condena, además de miles de niños de la región, cuyos cuerpos pequeños pueden fácilmente adentrarse en las minas a ras de tierra. El reclutamiento de esta mano de obra opera en una doble dimensión, mercantil y coercitiva, en un doble mercado de trabajo. Las zonas mineras y las zonas de operación militar terminan por confundirse. Las migraciones frecuentes desde otras regiones hambreadas (entre 5 000 y 10 000 personas por año) son, muchas veces, definitivas, si observamos el número de muertos. Las poblaciones vecinas reclutadas a trabajar y trasladadas por la fuerza, sirven de cantera de mano de obra para esta empresa capitalista; hostigadas por grupos armados han abandonado sus residencias o se han convertido en mineros. Estos trabajadores rescatan coltan de sol a sol, y duermen y se alimentan en la selva montañosa de la zona. Se reproducen en las comunidades y en la selva por sus propios medios, alimentándose elefantes y gorilas autóctonos, mientras las guerrillas comercializan cueros y marfil.
En otros términos: el capital, por lo tanto, no se encarga de la totalidad de la reproducción de esta fuerza de trabajo, que además de aportar en la producción de plusvalía (del coltan), aporta una especie de renta en trabajo metamorfoseada. Superexplotación: los mineros dan valor al coltán con su trabajo, pagan un tributo al estado local y además trabajan para conseguir los medios de supervivencia, alimento y refugio. Superbeneficio para el capital invertido que obtiene tasas de ganancia exorbitantes, realizadas con el sustento indispensable de la represión y el trabajo forzado. Como es tradicional en África, el racismo, la xenofobia y la ideología discriminatoria en general, son esenciales para el funcionamiento de este doble mercado de trabajo (asalariado y forzado - no libre). Aquí se monta específicamente en los conflictos interétnicos: son reclutados en especial los pigmeos y los hutus.
El capital imperialista que desde siempre (sobretodo desde la colonización de África a fines del siglo XIX) contó con el poder local, sostenido “consuetudinariamente”, para la provisión y reproducción de mano de obra barata, encuentra a través de los mecanismos descriptos, una forma de su “actualización” (neocolonización dicen algunos). El trabajo forzado fue abolido por ley luego de la independencia, en la mayoría de los países africanos, pero como está sostenido en las particulares relaciones de poder consuetudinario de obediencia al jefe local, continua existiendo. Salongo lo llaman en el Congo actual. Los funcionarios de los estados locales asumieron históricamente, por supuesto, funciones de policía. Cuando los campesinos o los niños no acuden a las minas por el simple atractivo de los dólares, allí está la compulsión estatal-policial como forma alternativa de reclutamiento. Mercado y fuerza no son aquí contradictorios.
La patronal de las grandes empresas, los gobiernos de la región y los organismos internacionales “explotando la contradicción de la superexplotación” pretenden jugar el rol de mediadores entre los semiesclavizados trabajadores y las bandas militares xenófobas.
Guerra múltiple (económica, civil, interétnica, regional pero también solapadamente interimperialista o intraimperio como dirían algunos) y saqueo sistemático, nos hablan de un proceso de expoliación y proletarización (muchos no han conservado ni siquiera la vida), de acumulación primitiva de capital, continuamente renovada, que asume formas específicas en los países del tercer mundo: trabajo forzado, reclutamiento, endeudamiento, doble mercado de trabajo, propiedad de la tierra de hecho garantizada por las fuerzas armadas. Las multinacionales no han necesitado aquí muchos planes de modernización, se benefician de la fuerza de trabajo casi gratuita, un ejército industrial de reserva que vive en una pauperización absoluta en muchos casos. Esto, como es evidente, limita las posibilidades de desarrollo de un mercado interno y de una burguesía industrial local. Sólo quedan para ésta el control del comercio ilegal de armas y materias primas. La llamada transferencia de valor de la periferia hacia el centro significa que de la totalidad de la plusvalía producida en estos países, a costa de millones de muertos, las grandes multinacionales, acaparan la mayor parte, justificadamente de acuerdo a la concentración de sus capitales.
“Las crecientes necesidades de la industria tecnológica del mundo han creado graves conflictos en los países menos desarrollados” nos dice el rotativo canadiense The Industry Standart, en un comentario que es aplicable a cualquier época por lo menos desde el siglo XIX. Los países capitalistas periféricos reciben en el reparto mundial funciones específicas en beneficio de los grandes capitales monopólicos . La tasa de ganancia media se regula a nivel del Mercado Mundial, y para cada época, depende en especial de las ramas industriales de punta, que funcionan como motor de la acumulación del resto. Hoy el coltán es fundamental para que muchas de estas industrias “de punta” rindan sus frutos. En este sentido la explotación de las minas africanas, que el mismo Pentágono considera estratégicas, son fundamentales para la reproducción del capital imperialista globalmente considerado. Esta forma monopólica del capital, que en una lectura atenta del libro de Lenin, constituye el rasgo más importante en la definición del Imperialismo, organiza en
Sobre la tumba de los 2000 niños y campesinos africanos que mueren por día en el Congo, podemos, distraídos, seguir usando nuestros celulares.
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